Barrio San Eugenio OTOÑO QUE LLEGA… 2012
Cada día trae sus afanes y así nuestra vida se va llenando de emociones y recuerdos.
Del verano vivido podemos rescatar los días de vacaciones, el compartir con familiares y amigos, y en lo personal viendo crecer a mis nietos y sus logros, pero además hemos vivido grandes días de dolor a través de nuestro querido Chile, donde hubo hermanos que sufrieron mucho; sin embargo, en el planeta entero también se han vivido días tristes por violentos terremotos, grandes maremotos y además desastres nucleares…
Y hoy, veo hojas esparcidas, caídas de los árboles que han ido perdiendo su follaje. Mañanas frías con días que se acortan, perdiéndose la luminosidad. Es el otoño que llega a la naturaleza, como asimismo a nuestras vidas.
Cuando vivimos crisis existenciales se producen cambios en nosotros, siendo algunos positivos; no obstante, otros nos afectan, llevándonos a la desesperanza donde los sueños e ideales se tronchan y se llega al fracaso.
Entonces, ¿qué debemos hacer?
No sufrir desesperanza, ya que las distintas dificultades, con optimismo, esfuerzo y paciencia van al éxito.
La esperanza es un don natural regalado por Dios, junto con la fe, la caridad y otros dones. Ella es la fuente de energía positiva que nos ayuda a resolver nuestros problemas y pensar en un mañana mejor.
Por eso debemos trabajar para nosotros, para lograr nuestra paz interior, cultivando virtudes, siendo diligentes, evitando la pereza, poniendo entusiasmo en lo que hacemos, haciendo la voluntad de Dios, acercándonos a Él para enfrentar los desafíos, por las angustias escondidas que llevamos y que a veces se traducen en tristeza y melancolía.
Viviendo el otoño llegaremos al invierno, pero siempre habrá una primavera maravillosa que nos ayudará a ser felices.
Un trabajo para llegar a nuestra paz interior es la relajación que permite conectar nuestro cuerpo con el yo interno. Por esta razón, dejaré para mis queridos lectores este ejercicio que espero sirva para serenarnos en este mundo tan apremiado.
Para relajarnos: Con los ojos cerrados. En silencio.
1º Sentir nuestro cuerpo conectándose con nuestro yo interno.
Estar consciente psíquicamente, diciendo:
Yo – Aquí – Ahora
2º Llamar tres veces, por nuestro nombre en forma cariñosa, por
ejemplo: Nenita, etcétera;
3º Recorrer el rostro con el pensamiento. Soltar la frente y cada
una de las partes de la cara. Allí estoy consciente.
4º Soltar las muñecas y los brazos y dejarlos caer.
5º Recorrer con nuestro pensamiento todas las partes de
nuestro cuerpo, cuello, tronco y extremidades inferiores.
6º Con nuestro pensamiento ubicarnos en un lugar hermoso
de la Naturaleza: mar, río, campo, sintiendo el gozo que los
permite una paz y energía.
7º Abrir nuestros ojos lentamente. Gocemos la libertad y la
felicidad que hemos recibido.
8º ¡Gracias, Señor!
Colaborador de la nota: Pedro Marchant Garcia
www.barriosaneugeniochile.blogspot.com
representativo911@gmail.com
excelente manera de relajarse..felicitaciones por la pagina
ResponderEliminarLindas palabras, haré el ejercicio, y así fortalecerme para seguir creyendo que por muy crudo que sea un invierno no debemos olvidar que existen los veranos...., es más siempre invitamos a Dios a nuestros inviernos y nunca a nuestros veranos...no seamos tan egoístas, agradecer por lo menos 7 veces al día por todo lo que nos regala, bueno o malo según nosotros...
ResponderEliminarSaludos
Ana Rosa